¿Qué implica decidir sobre nuestros cuerpos?
Consideramos que nuestro cuerpo es un terreno en disputa, el “campo de batalla del patriarcado”. Esta idea puede sonar ajena o abstracta pero es algo que nos es propio y cotidiano y que no siempre nos planteamos.
Históricamente hemos sido construidas como aquello que recibe de manera pasiva los mandatos de la sociedad, siendo las incubadoras de los futuros hombres y mujeres, las compañeras, las hijas, esposas, madres, dependientes de decisiones ajenas.
Reconocer nuestro cuerpo como un espacio propio para ejercer nuestra libertad nos permite realizarnos como sujetos con capacidad de decisión y elección. Recuperar nuestro cuerpo para obtener autonomía implica poder decidir sobre nuestra sexualidad, si queremos tener hijas/os o no, con quién y cuántas/os.
Por eso creemos que la ilegalidad del aborto nos niega como sujetos, expropiando nuestros cuerpos, al ser la Iglesia y el Estado los que deciden por nosotras. No queremos ser sumisas ni transmisoras de dominación. Luchamos por nuestros derechos a una sexualidad libre y placentera, y porque la maternidad sea una elección y no un mandato. Creemos que no alcanza con la despenalización del aborto: las mujeres que no pueden pagar un aborto en condiciones seguras, corren aún riesgo de muerte. Luchamos por el aborto libre, seguro y gratuito, que nos permita el acceso a las cientos de miles de mujeres que año a año abortan en nuestro país, y para evitar las muertes de aquellas que no tienen posibilidad de realizarse un aborto en condiciones seguras.